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El cierre del Gobierno en EE.UU. deja a millones sin apoyo alimentario mientras Trump enfrenta desgaste político

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Para Hannah Szretter, una joven de 26 años residente en Buffalo, el cierre del Gobierno federal no es un debate político lejano, sino una amenaza directa a su salud. Padece diabetes tipo 1 desde los 10 años y un trastorno de salud mental que le impide trabajar. Los 300 dólares mensuales del programa SNAP —su principal fuente de alimentación— son esenciales para mantener estables sus niveles de glucosa.


“Necesito estas prestaciones para comer. Si no consigo comida, no podré controlar mis niveles”, dijo a NBC News. “Si no se trata, se pueden perder los dedos de los pies o incluso quedarse ciego”.

Como ella, más de 40 millones de personas podrían quedarse sin prestaciones de SNAP debido al cierre gubernamental, que ya suma seis semanas sin una solución a la vista.


Mientras millones enfrentan incertidumbre alimentaria, la atención del presidente Donald Trump estuvo en otro lugar. Horas antes de que expiraran las prestaciones, organizó una fiesta de Halloween al estilo “El gran Gatsby” en Mar-a-Lago. Días antes, publicó en redes sociales decenas de fotos sobre la renovación del baño Lincoln en la Casa Blanca.


El cierre también ha dejado a empleados federales sin salario, obligando a muchos a depender de bancos de alimentos y prestaciones por desempleo, situación que ha deteriorado los índices de aprobación del presidente en materia económica.


El estancamiento ha generado preocupación entre algunos republicanos. Un estratega del partido aseguró que han intentado alertar a la Casa Blanca sobre el desgaste político, pero que “nadie quiere decirle al presidente que está perdiendo en materia económica”.


Según una encuesta de NBC News, la aprobación general de Trump es de 43%, pero solo:


  • 34% cree que ha cumplido en materia económica,

  • 33% considera que ha velado por la clase media,

  • 30% piensa que ha respondido adecuadamente a la inflación.


Un funcionario de la Casa Blanca, bajo anonimato, culpó a los demócratas por el cierre y defendió que la economía aún muestra signos positivos, como el aumento de salarios, un mercado bursátil fuerte y la caída de precios en productos como gasolina y huevos.


La madre de Hannah, Betty Szretter, una jubilada de 63 años y seguidora de Trump desde hace años, confesó estar perdiendo la confianza.


“Creo que, en el fondo, quiere ayudar con la inseguridad alimentaria”, dijo. “Pero ahora está ocupado fuera del país y demoliendo la Casa Blanca. Todo parece muy egoísta”.

Betty aseguró que se arrepiente de haber votado por Trump en 2024 y que ahora preferiría un demócrata que proteja los beneficios que, dice, el presidente intenta recortar.


El cierre se suma a un panorama económico ya complicado, marcado por:


  • altos precios persistentes,

  • malas cifras de empleo,

  • despidos masivos en empresas como Amazon y Target,

  • un nuevo repunte inflacionario.


Con millones dependiendo de prestaciones en riesgo y un ambiente económico frágil, el cierre del Gobierno amenaza con profundizar aún más la crisis social y política en Estados Unidos.

 
 
 

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